De los varios alimentos que nos habla el Dr. Jean Seignalet en su libro La alimentación, la 3ª Medicina, y que, de acuerdo a sus investigaciones y teorías, tienen una importancia decisiva en el avance o remisión de la Artritis y otras muchas enfermedades, podemos destacar como más importantes los cereales, trigo y maiz sobre todo, y la leche de procedencia animal, principalmente la de vaca, por ser ésta la más usada tanto en la ingesta directa como en la elaboración de lácteos.
Recordemos que el régimen alimenticio que propone el Dr. Seignalet como modo de alimentación ancestral comporta seis premisas esenciales:
-Suprimir toda leche animal y sus derivados.
-Suprimir los cereales, salvo el arroz y el trigo sarraceno (alforfón o trigo negro).
-Consumir aceites de primera presión en frío.
-Comer los alimentos crudos o cocidos a una temperatura inferior a 110 ºC.
-Elegir, si es posible, alimentos «biológicos» parecidos a los productos originales.
-Tomar sales de magnesio, oligoelementos y vitaminas en dosis fisiológicas, así como fermentos lácticos.
En lo que a la leche se refiere, el Dr. Seignalet afirma lo siguiente: "Muchas personas piensan que prescindir de la leche puede provocarles pérdida de calcio y problemas como la osteoporosis, pues la televisión, la prensa y la mayoría de los médicos repiten que la solidez de los huesos depende de su cantidad de calcio y sólo el consumo diario de productos derivados de la leche puede aportarles en cantidad suficiente ese precioso calcio. Sin embargo, yo digo firmemente que NO. El peligro de la falta de calcio es una ilusión. Es cierto que la leche de vaca es rica en calcio pero una vez en el tubo digestivo humano la inmensa mayoría del mismo es precipitado en forma de fosfato de calcio y expulsado a través de las heces fecales. Sólo una pequeña parte es absorbida. El calcio asimilable es aportado en cantidad más que suficiente por los vegetales: hortalizas, legumbres secas, verduras, carnes crudas y frutos secos y frescos. Además el calcio es un mineral muy abundante en el suelo donde es recuperado por las raíces de las plantas. En definitiva, eliminar de la alimentación la leche animal no provoca carencia de calcio. Al contrario, el régimen hipotóxico -desprovisto de derivados de la leche- acompañado de magnesio y silicio bloquea 70 veces de cada 100 la evolución de la osteoporosis e incluso permite a veces recuperar parte del terreno perdido".
Hay otros muchos autores que consideran la leche de vaca como un alimento nocivo para el hombre, pues, según ellos, sus proteínas y su calcio son difícilmente asimilables por la especie humana, ya que esta está adaptada al estómago del ternero. Aparte de cualquier otro supuesto peligro, podemos citar varios posibles problemas patológicos que puede causar el consumo de leche:
Intolerancia a la lactosa, debido al déficit de lactasa, enzima digestiva que transforma la lactosa en glucosa y galactosa.
Alergia a la leche o, más específico, Alergia a la Proteína de la Leche de Vaca (APLV).
Intolerancia a la Proteína de la Leche de Vaca (IPLV).
El consumo de la leche de origen animal comenzó, al parecer, con la domesticación de los animales en Oriente Medio. Primero fueron las vacas y luego las cabras y las ovejas entre 9000 y 8000 adC. No es difícil imaginar que aquellos hombres, toscos y primitivos, pero ya asentados y cuidando algunos animales que les servían para su alimentación, observaran que la leche que mamaban los terneros, producidas en abundancia por las vacas, podía servirles como complemento a sus escasas y poco variadas dietas. Y a aquél que se daría cuenta de que con unas cuantas vacas, con el ordeño y venta o trueque de la leche, tenía asegurada una forma de vida más cómoda y segura que con las duras labores de labranza o, incluso, que con la propia venta de las carnes de los animales (ya que, lógicamente, al sacrificarlo y venderlo, se acabó el negocio). De ahí nacen las modernas industrias lácteas, que envasan y nos venden la leche y todo tipo de productos y elaboraciones sacadas de la misma. Desde los albores de la Civilización nos han vendido sus productos y sus muchas virtudes: quesos, yogures, flanes, batidos, mantequillas, natas, cuajadas, pastelería, etc., etc., constituyéndose en un formidable negocio y una potente industria a la que, hoy por hoy, parece bastante difícil desmontar. Será necesario que continúen las investigaciones para poder probar de forma contundente que la leche es un formidable producto para las crías de los diferentes animales que la producen, pero no para la alimentación del hombre.
FUENTE: NUTRICIÓN Y DIETÉTICA
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